El presidente Donald Trump ha lanzado la que describe como “la operación más grande jamás realizada contra el crimen organizado en Estados Unidos”, con más de 3.000 arrestos en menos de un mes, en un esfuerzo coordinado entre agencias federales y fuerzas locales.
La ofensiva, encabezada por el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se centra en la neutralización de redes transnacionales de narcotráfico y trata de personas, abarcando operaciones en múltiples estados y colaboraciones con gobiernos latinoamericanos.
Entre los grupos más golpeados se encuentran el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa, el Cártel LNFM, además de pandillas internacionales como MS-13 y Tren de Aragua, responsables de gran parte del tráfico ilícito en el continente.
💬 “Ninguna organización criminal está fuera de nuestro alcance”, afirmó Trump durante una conferencia en la Casa Blanca. “Estamos desmantelando las redes desde sus raíces, y ningún país ha actuado con tanta determinación contra el narcotráfico.”
Fuentes cercanas al operativo detallaron que se han incautado toneladas de drogas, armamento pesado y activos financieros vinculados a estas estructuras criminales, además de interceptar comunicaciones y rutas logísticas clave hacia la frontera sur.
Analistas señalan que esta ofensiva marca un cambio estratégico profundo en la política de seguridad estadounidense, con un enfoque más agresivo y coordinado entre agencias militares, policiales y de inteligencia.
La operación —denominada “Iron Justice” según fuentes del Pentágono— también busca desmantelar las redes financieras de los cárteles y bloquear su acceso a criptomonedas y sistemas bancarios internacionales, ampliando el frente de combate más allá del narcotráfico tradicional.
Este giro posiciona a la administración Trump como la más dura en materia de seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional, generando tanto apoyo político interno como tensiones diplomáticas con varios países latinoamericanos.
